La astrología es un lenguaje de símbolos que se basa en el movimiento aparente de los planetas alrededor de la Tierra sobre el telón de fondo de las estrellas fijas.
La posición de los planetas dentro de la Rueda del Zodiaco en un momento exacto del tiempo detalla con increíble precisión la naturaleza y la esencia de ese instante en concreto y, por consiguiente, también describe a la perfección la personalidad de cada individuo y de cada acontecimiento, cualquiera que sea su naturaleza.
En líneas generales, los cuatro elementos de la astrología se refieren a los cuatro pilares de la existencia: Fuego (acción), Tierra (materia) Aire (mente), y Agua (emoción). De estos cuatro elementos parten los doce signos del Zodiaco, que son los doce arquetipos básicos de la existencia, las doce parcelas primarias de vida que todo individuo debe experimentar, integrar y aprender a dominar.
Una de estas doce parcelas se convierte en esencial para cada uno de nosotros y tiene una importancia vital en la existencia particular de cada persona. Esa parcela es nuestro signo solar, el signo zodiacal donde se ubica nuestro Sol natal en el horóscopo resultante del instante exacto de nuestro nacimiento.
Si bien la posición solar es esencial, el resto de planetas también tienen una notable relevancia en una carta astral. La interpretación holística de todos ellos es lo que permite conocer a cada persona en profundidad y con todo detalle. En definitiva, la astrología nos enseña cómo funciona la propia vida en sí y nos desvela Quién es cada individuo, de dónde viene y a donde va, cuál es el sentido trascendente de su existencia, sus virtudes y sus defectos, sus miserias y sus glorias… en definitiva, todo aquello que se desee saber, y con una precisión que asusta; lo cual supone un regalo de incalculable valor para todos aquellos que quieran sumergirse a fondo en el inmenso mar de astrología.