Ascendente en Libra y Venus en Aries, describe la naturaleza simbólica del evento como una transición institucional marcada por la crisis, la necesidad de transformación y el conflicto.
El análisis de las Partes del Espíritu y la Fortuna, así como la compleja cadena de disposiciones planetarias, sugiere que el propósito y el destino del pontificado estarán gestionados por una lógica discursiva y estratégica más que por una visión espiritual.
La Luna en Virgo y su oposición a Saturno en Piscis apuntan a una figura papal sacrificada y una estructura eclesial bajo tensión.
Parte de la Fortuna en Acuario
El PF representa el cuerpo, la naturaleza, lo que sucede más allá de la intención.
Está en Acuario, regido por Saturno, que opera desde Capricornio hacia Piscis en la casa 6, y por tanto está a disposición de Júpiter, que como hemos dicho, está en la 9, debilitado y subordinado a Mercurio.
Este encadenamiento nos da:
PF (Acuario) → Saturno (Piscis) → Júpiter (Géminis) → Mercurio (Aries en 7)
Lo que nos está diciendo esto es que el destino material del evento (PF) —lo que realmente se manifiesta en el mundo— depende de una cadena de disposiciones que culmina en el discurso reactivo y visible, pero no profundo, de Mercurio en Aries.
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